ROSARIO GARCÍA
Anhelaba sentirme hermosa y que alguien pudiese reconocerlo. Jamás creí que eso ocurriría trabajando en el restaurante, pero así es como sucedió.
Manuel es alguien que se ha convertido en un cliente habitual y siempre pide ser atendido por mí. Sus propinas son generosas y siempre me las entrega con una hermosa sonrisa y despidiéndose no sin antes decirme algo lindo.
Fue difícil comprender que sus cumplidos eran para mi porque aún sigo enamorada de Ricardo y porque en una pequeña parte de mi persona siento que le soy infiel aunque ya no tengamos vínculo alguno.
Solamente le he hablado a Daniel acerca de este comensal. Aunque Manuel no es el hombre más atractivo que haya visto, al menos tiene una sonrisa preciosa y una simpatía única que me resulta atractiva. Haber vivido tanta seriedad últimamente me hace sentir mejor recibir una sonrisa.
Me costó horas de reflexión comprender que soy una mujer divorciada porque una parte de mi está acostumbrada a ser una