Por Valeria
En la discoteca, siento que alguien dobla mi muñeca y me arrastra hacia un rincón.
Era Diego.
-Por fin te encuentro.
-Soltame.
-No te pienso soltar, no sé de qué te la das.
-Vos y yo no tenemos nada que ver.
-Eso te pensás vos, ya no están tus papitos para que me acuses, ahora vas a hacer lo que yo diga.
-Estás equivocado.
Me besó a la fuerza mientras yo lo empujaba, forcejeamos un largo rato.
Por suerte, un guardia de seguridad del lugar nos vio y se acercó.
Él le dijo que éramos novios, yo negué con la cabeza.
Fue una situación horrible.
-No te vas a olvidar de mí, esto no se queda acá.
Dijo cuando el guardia de seguridad de la discoteca lo sacó del lugar.
Yo solo buscaba, entre la gente, a Emi.
Cuando por fin la encontré, respiré tranquila.
El tema era salir a la calle para buscar un taxi y que no estuviera Diego o que no nos siga, porque hasta ahora no pudo averiguar en donde vivíamos.
No entiendo, él, cuando salíamos, era el que vivía saliendo con otras chicas y aquel