—Señorita Vargas —su voz profunda y clara se mezcló con el sonido de la lluvia, resonando en sus oídos.
Gabriel se quedó al pie de las escaleras, inclinando el paraguas hacia adelante para invitar a Ana a que bajara y se colocara a su lado. Ana se quedó pensativa, preguntándose en qué momento su relación con Gabriel se había vuelto tan cercana. ¿Vendría a buscarla bajo la lluvia si fueran solo amigos? Cuando la respuesta comenzó a formarse en su mente, se obligó a dejar de divagar.
Ella y Gabriel eran como líneas paralelas que nunca se cruzarían. Él era el heredero de una familia poderosa, había conocido a todo tipo de personas. Además, ella había sido la prometida de su sobrino - era imposible. Incluso si llegaran a estar juntos, la gente la destrozaría con sus críticas. "No se casó con Mateo pero sí con su tío" - ¿cómo sonaría eso?
Ana descartó esos pensamientos absurdos. No tenía por qué hacer suposiciones. Quizás Gabriel simplemente sentía lástima por ella, era una posibilidad.
La