Capítulo 383
La reprimenda de su esposo hizo que Sara se sintiera como si hubiera caído en un abismo helado.

Su cuerpo se tambaleó y Ana la sostuvo por detrás. Con una leve sonrisa en los labios, dijo: —Leandro, tú llevas a tu hija a celebrar el cumpleaños de tu amante a espaldas de tu esposa, ¿y no te da vergüenza?

—¿Y tú quién eres? —Leandro miró con hostilidad a Ana.

—Adivina —respondió Ana.

Ahora la situación era 2 contra 2.

Aprovechando que Leandro la defendía, Cristina rápidamente agarró unas servilletas y, con la cabeza gacha, se limpió frenéticamente las manchas en su pecho.

Con los ojos enrojecidos, parecía una figura digna de lástima.

Sara sintió que su estómago daba vueltas al verla. Frunciendo el ceño, dijo: —¡Por mucho que te limpies, no podrás quitarte ese olor a zorra!

Los insultos provenientes de la dulce Sara dejaron atónitos a quienes la conocían.

Incluso su esposo Leandro la miró incrédulo.

Después de un momento, Leandro la reprendió: —Sara, ¿cuándo se volvieron así tus modales?

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