La alta figura de Mateo apareció en la puerta. A diferencia de otros días en que vestía trajes a medida, llevaba una sudadera negra con capucha y pantalones deportivos. Simplemente parado allí, lucía como un modelo.
Su rostro severo y distante se detuvo repentinamente al ver a Ana. Inconscientemente, sus manos se tensaron a los costados.
Parecía no haber anticipado encontrarse con Ana aquí.
Abrió la boca para decir algo, pero recordando el mensaje sin respuesta y lo que Paula había dicho, apretó los labios y permaneció en silencio.
—Ya que ambos padres están aquí, vamos a hablar del problema de hoy —dijo el tutor.
El profesor de clase se ajustó las gafas sobre el puente de la nariz, aclaró su garganta y continuó:
—Entiendo que los adolescentes tienen cierta fascinación por el sexo opuesto, pero en esta etapa, definitivamente deben centrarse en los estudios. Los exámenes de selectividad son en junio, ¿cómo pueden distraerse en un momento tan crucial?
—Esta es una carta de amor que la al