Capítulo 21
Ana quería que la tierra se la tragara de la vergüenza. Tenía ese único defecto cuando bebía: le daba por morder a la gente. Anoche había estado drogada pero la verdad, no ebria, y aun así había mordido a Gabriel - no habría hecho nada más vergonzoso, ¿verdad? No lo sabía y tampoco se atrevía a preguntar - eso solo lo haría más incómodo.

Gabriel, temiendo incomodarla más, se retiró de forma discreta de la habitación, indicándole que saliera a desayunar cuando estuviera lista. Cuando escuchó la puerta cerrarse, Ana cayó en cuenta de otro detalle: ¿quién le había cambiado la ropa?

Media hora después, Ana terminó de almorzar con Gabriel tratando de mantener la compostura. Después, había quedado en verse con Lucía. Gabriel se ofreció atento a llevarla, y al bajar del auto le dijo: —Llámame si necesitas algo.

—Está bien lo haré —respondió ella.

Lucía, sentada junto a la ventana de la cafetería, alcanzó a ver la escena. Cuando Ana se sentó frente a ella, sonrió con cierta picardía. —Ana, ¿nu
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