Por lo que era normal que la niña fuera cariñosa con él.
Aparte de eso, también se dio cuenta de que cuando otros padres veían a sus esposas o maridos jugar con sus hijos, se reían o aplaudían cuando se divertían, y cuando eran patosos, se quedaban ansiosos.
El espectador podía sentir que eran un a familia.
En el caso de Rebeca, la cosa no era así.
Aunque Rebeca tenía una sonrisa viendo el juego, daba una sensación diferente que la del resto.
Era como si estuviera aislada de su marido y su hija.
Sin embargo, recordando la última reunión de padres, era obvio que la hija de Rebeca tenía más afecto hacia esa mujer de la otra vez, y era normal que Rebeca se sintiera un poco incapaz de unirse a su marido y su hija.
¿Quién no se sentiría mal si su hija se llevara mejor con la amante que destrozó su matrimonio?
Pensando en ello, sintió que Rebeca debía de estar pasándolo muy mal por dentro.
Pero la miró y no supo qué decir para consolarla.
Rebeca vio la lástima en sus ojos. Sabía que probable