Capítulo 26

A simple vista, Santiago parecía un tipo serio, a pesar de sus vestimentas andrajosas, pero por dentro se estaba partiendo de la risa. Todos los ojos posados sobre su persona mientras él parecía tan indiferente. No había replicado el saludo de su padre y tampoco pretendía hacerlo, al menos, no todavía.

—Mira su vestimenta —musitó Rosalía, su querida hermana, en torno a su esposo y luego miró a Santiago—. ¿Cómo es posible que te atrevas a presentarte así, vestido como un mendigo? —Santiago hizo cuanto pudo para reprimir la risita altanera—. Padre, ¿no le dirás nada?

—Te juro, amor mío, le dije que se vistiese para la ocasión, pero él es un necio incurable —murmuró Iker a su esposa.

Y todo se salió de control porque no pudo aguantar más y rió fuerte, causando que todos lo mirase

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo