"¡Cálmate! ¡Cálmate!" - Repito este mantra varias veces mentalmente para no llegar lanzando todo al aire cuando entro en mi propiedad.
Aparco el coche y respiro profundamente antes de salir.
- ¡Tenemos que intentarlo! - dice Ryan.
- Lo estamos intentando. - digo con calma.
- Así que no podrá ocultar su descontento con este cambio.
- ¿Y quién dice que quiero ocultarlo? - pregunto irónicamente.
- A Lina no le va a gustar - dice Ryan, haciéndome enfadar aún más.
- ¿Y qué tiene que gustarle a ella? - cuestiono de forma grosera - Después de todo, ¿quién es el jefe? - pregunto con las manos ya cerradas en un puño.
- Estoy seguro de que no tenía intención de humillarte, como tú crees que te humillaron - dice y mi corazón se aprieta.
- Lo sé, pero es que no estoy acostumbrado y no me gusta recibir órdenes - confieso desanimado.
- Por fin se acabó el drama - sonríe Ryan y yo abro una sonrisa lateral.
- No te pego, pulga, porque tendrías que pegarme.
- ¡Tú eres la pulga! ¡Idiota! - dice enfad