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Con las manos en la masa

-Ethan Scott-

Si alguien me hubiera dicho días atrás que tener a las chicas Soré en mi casa las 24/7 por ya casi tres meses iba a ser una tortura para mi sanidad mental le habría dicho que eso era una estupidez, pero ¡Ya no aguantaba más! En un hogar donde la testosterona reinaba, ahora había ropa de mujer tirada por todos lados, zapatos y esos accesorios de princesas que ya me tienen las pelotas hinchadas. 

¿Cómo puede alguien ser tan desordenado? y qué decir de las peleas matutinas por el baño ¡Dios dame fuerzas! 

Son las 6:30 am. y estaba con Thomas afuera de la puerta del baño esperando a Alma para que salga de su "embellecimiento matutino"

-¡Enana! por favor, vamos a llegar atrasados. -Golpeaba la puerta mi hermano mientras se sostenía del marco tratando de no orinarse en el piso, porque si, estábamos en un maravilloso penthouse, de 500 metros cuadrados, que sólo tiene tres putos baños, uno que obviamente no ocupamos porque está en la habitación de papá, el otro para la servidumbre y el nuestro que debíamos "compartir" con las princesas que estaban resguardadas en nuestra fortaleza.

-¡Deja de decirme Enana, baboso! ya córtala. Eres insufrible, ¿por qué no te levantas más temprano? -Gritó desde dentro del baño Alma mientras escuchábamos la ducha, cuestión que en estos momentos para mi salud física y mental era una verdadera tortura, y que decir para mi vejiga.

-Pe... pero si hoy me levanté media hora antes y ya estabas metida en el baño Alma, ¿qué haces tanto metida ahí? -Escuchamos que el agua deja de sonar y luego sentimos unos pasos acercarse, la puerta del baño se abre y pasamos a ver a una Alma en bata con el cabello mojado mientras seca unas gotas que caen por su cara malhumorada de tres metros.

-Eso no te importa y ya deja de molestar o llegaremos tarde.

-¡Se pueden apurar que ya no aguanto! -Traté de apurar la causa para entrar al baño cuando siento que una silueta pasa rauda por mi lado sin que ninguno de los tres se dé cuenta y cierra la puerta con seguro.

-¡Val! -exclamamos al unísono con mi hermano cuando nos dimos cuenta de la afrenta que sufrimos en nuestras propias narices.

-¡Lo siento chicos ya salgo! -nos gritó desde adentro y yo ya estoy verde por orinar...

Y si el baño es un show, esperen al desayuno.

Rosita nos llamaba a todos y cuál tropa del ejército de menesterosos nos sentamos a la mesa para desayunar, aunque en realidad con un café me bastaba ver comer a Alma y Thomas como si el mundo se fuese a acabar me provocaba apetito y terminaba comiendo por diez, necesitaba empezar a hacer cardio porque ya estoy notando una pequeña llantita en mi estómago y eso me quita sex apele.

Los días están pasando lentos y como no hemos ido seguido al hospital parece que tuvieran 40 mil horas, así que mientras estudio algunas nuevas técnicas en la biblioteca y me turnaba con Val para revisar el estado de Stuart, así se me pasaban los días.

Ah y qué decir de mi actividad sexual... cero, nada, nula, un punto en el infinito de la insatisfacción porque que no se me vaya a ocurrir salir para eso, tendría que hacerlo con guardaespaldas y no quiero tener espectadores presentes con alguna de mis "amigas", así que he tenido que ejercitar y recurrir a doña "manuela palma" más de lo que hice en mi adolescencia.

¿Recuerdan que dije que Dios me odiaba? pues, lo ratifico.

Estaba en la biblioteca encerrado. Hoy tendría una videollamada con una de mis "amigas". La muy pilluela me había provocado con unas fotitos nude que obvio me pusieron cachondo, así que le mandé un mensaje y me encerré con llave en la biblioteca, aduciendo que estaría estudiando unos informes que me había mandado George y me dispuse a tener mi sesión de sexo virtual para aligerar la carga de nadadores que llevaba encima.

-Vamos quiero ver todo lo que me vas a ofrecer cosita -le dije a la chica que se encontraba al otro lado de la cámara en una lencería negra que dejaba poco a la imaginación. A todas les digo sobrenombres como "cosita", "bebé", "dulzura" porque, para ser honesto, como no me repito el plato ni siquiera guardaba sus nombres. Es mejor que las generalice y así todos felices, uy me salió verso sin mayor esfuerzo ¡Ja!

-¿Y tú qué me darás a cambio papasito? -la muy calenturienta me sonríe mientras se toca las tetas por encima del sostén. Me instalé en el sillón del escritorio y coloqué bien el celular frente a mí para que me vea por completo, me bajé el pantalón y los bóxer dejando mi miembro en toda su plenitud, comienzo a mover mi mano por toda su longitud, de arriba hacia abajo de forma lenta y tortuosa y la veo como comienza a suspirar.

-¿Te parece esto cosita?

-¡O sí cariño! -la vi como abre sus piernas frente a la pantalla y me dio la mejor imagen de su coño rosado e hinchado cuando mueve hacia un lado su pantaleta y comienza a introducir uno de sus dedos en él, mientras su pulgar presiona su clítoris.

-Así me gustas, muévelos así, vamos cosita -siseo mientras vuelvo a abrazar a mi miembro que está duro como una piedra, lo bombeo con una de mis manos y con la otra acaricio mis bolas. 

Cerré los ojos, tiré mi cabeza hacia atrás y en vez de pensar en la muñeca que estaba detrás de la pantalla, apareció ante mí la imagen de una bella castaña con los ojos almendrados que me miraba seductoramente mientras se tocaba sus pequeños pechos blancos como la leche. Mi miembro se inflamó más y podía sentir que en cualquier momento iba a estallar, cuando vuelvo a escuchar la voz de la chica al otro lado de la pantalla.

-Ah, sí Ethan sí, cómeme ah -chilló como posesa moviendo su cuerpo como serpiente mientras se masturbaba ya no con uno, sino con tres dedos dentro de su coño y yo con mis dos manos agarrándome el pene y las bolas queriendo correrme rápido porque siento que no doy más necesitando volver a ver a mi visión de esa castaña. -Ah, ah, me voy Ethan.

-Dámelo cosita, dámelo todo -estábamos a punto de llegar al clímax cuando se abrió la puerta, creo que no cerré con llave como pensé, y no alcancé a reaccionar.

-Ethan me dijo Rosita que estabas viend... ¡Oh perdón! -y sí era Val quien viene entrando a la biblioteca como Pedro por su casa a no sé qué y me vio en pleno acto de pajeo sexual.

Como pude agarré el teléfono y lo apagué sin siquiera preocuparme de la otra chica para darme cuenta de que Val ahora me estaba viendo fijamente y no a los ojos. Como un acto reflejo me puse de pie y creo que fue peor pues quedé expuesto completamente ante ella quien abre sus ojitos almendrados, para luego cubrir su cara y salir corriendo del lugar.

-¡Mierda Val! -como pude y con el dolor en mi cuerpo por haber quedado con las ganas a medias de terminar me subí los pantalones y salí disparado detrás de ella, sintiendo que debo darle una explicación.

Cerré la puerta de la biblioteca y comencé a buscar a Val por todos lados, pero no la encontré hasta que se me ocurrió buscarla en el gimnasio y allí estaba, toda sobresaltada pegándole al saco de boxeo.

-Val ... oye Val... -la tomé por la espalda y ella saltó a la defensiva como queriendo atacar.

-E...Ethan... disculpa, lo siento, yo... yo debí. -estaba roja como un tomate maduro y debo decir que se veía muy bonita. Sus ojitos me miraron fijamente y yo quería comérmela en este instante, pero ¿qué digo?

-Lo siento Val, creo que no fue la mejor forma de que me vieras, pero debiste haber tocado la puerta antes de entrar. -¿Me estoy justificando con ella? ¡Por dios! esto era peor de lo que pensaba. 

Esta chica me afectaba más allá de lo imaginable y tengo ganas de abrazarla y decirle que me equivoqué, que soy un bruto y que nunca más me vería haciendo estas estupideces.

-Si, si, ya te dije que lo siento y te ofrecí disculpas, ahora ¿me puedes dejar sola? -¿y a ésta qué le pasó? 

Me acerqué a ella y empezó a retroceder como si me tuviera miedo, la acorralé contra la muralla y pasé mi mano por su cabello para colocarlo detrás de su oreja.

- ¿Te gustó lo que viste Val? -le dije con chulería y aprovechándome del momento de debilidad en el que la vi.

-¿Qué dices Ethan? yo... yo no te vi... -ahora si estoy loco, parecía un bipolar, primero la quiero proteger y luego la quiero follar aquí mismo, definitivo Scott, deberás pedir una consulta con el psiquiatra cuando salgas de este encierro. Pues entre la falta de sexo y tener a esta chica delante de mí me voy a volver loco.

-No te hagas la santa, sé que me viste-le dije en su oído, para luego lamerlo y sentí como su piel se achino cuando le estaba hablando, su respiración se volvió irregular igual que la mía. 

Mi amigo volvió a reaccionar al contacto con la delicada piel de esta chica que me trae loco desde que la conocí y no sé en qué estaba pensando, sólo me dejé llevar por ese deseo de poseerla, cuando voy a besar esos labios que me hipnotizaban, sonó mi teléfono y ella como si fuera adivina me tomó por la camisa y de la nada me mueve rápidamente para apartarse de mí.

-Contesta Ethan, debe ser tu amiga que quedó insatisfecha. -me dijo para salir de la habitación y dejarme duro como una piedra y frustrado por no haber podido besar sus labios.

-Ash, Val Soré ya me las vas a pagar, esto no se va a quedar así.

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