Capítulo 18. El capricho toma forma.
Blair se inclinó hacia Abel y susurró:
—Sabes, Abel, a veces siento que estoy caminando por un hilo muy delgado.
Abel la miró con complicidad, sonriendo con malicia.
—Oh, vamos, Blair. Todos en la mansión saben que eres más que una simple amiga del duque.
Blair palideció un instante, pero luego una sonrisa pícara se dibujó en sus labios.
—Está bien, está bien, lo admito. Pero prométeme que no dirás nada.
—Tu secreto está a salvo conmigo —respondió Abel, levantando la mano en un gesto de juramento. —Además, ¿quién se atrevería a hablar de lo que sucede en esta mansión? El duque tiene a todos firmando compromisos de fidelidad.
Blair soltó una risita nerviosa. —Sí, y no quiero ser la primera en descubrir lo que pasa cuando alguien rompe esas reglas.
—No te preocupes —dijo Abel, guiñándole un ojo. —Tu secreto está sellado. Pero, ¿qué tal si te digo que me encanta ver cómo te iluminas cuando hablas de él?
Blair se sonrojó, sintiendo que el corazón le latía con fuerza.
—Es que... es complic