—Lo es, pero para mí. No para que ustedes obtengan esos felices para siempre. Estoy totalmente a favor de eso—.
—Si me preguntas, terminarás teniendo un doble y felices para siempre—, bromeo.
—El doble de polla—. Ella se ríe. —Eso es todo—.
—Oh, Dios mío—, exclama la mujer detrás de nosotros.
—Creo que es hora de irnos antes de que nos echen—. Sacudo la cabeza.
Terminamos saliendo quince minutos después, afortunadamente por nuestra propia voluntad, y cada uno se dirige a casa. Me detengo frente a mi casa, sin poder evitar que mis ojos se desvíen hacia el espejo, buscando a alguien que estoy seguro no encontraré. Desearía poder enviarle un mensaje de texto a Jackson para preguntarle cuánto falta… si todavía está planeando qué hacer o si estoy cerca de descubrir si sus palabras son ciertas. Si todos los sueños y noches pasadas gimiendo su nombre mientras trabajaba hubieran valido la pena.
Suspirando, salgo del auto y camino por el camino de piedra hasta la puerta de entrada. Al abrirla,