Él observaba una y otra vez el trozo de papel en sus manos, aquel que revisaba como si se tratara de un juego maniático en el que estaba inmiscuido
Justamente lo que era, por lo que frunció el ceño y dio un fuerte golpe en su escritorio, aquel que estaba rodeando de sus hombres y las familias
Los hombres que no estaban sentados a sus costados, no claro que no, estos estaban de pie, con la cabeza baja, dispuesto a recibir cualquier castigo
Aquello era como un déjà vu, por lo menos para muchos de los presentes, pues justamente el día después de que el difunto Damián D’angelo había muerto
Él había hecho una reunión tal cual, una en la que el único que estaba sentado era él y les demostraba que estaba encima de ellos
Sin importar lo que pensara, pero esta vez había algo más, no solo había furia o ganas de destrozar todo a su alrededor
No, claro que no, había algo más, era desespero, frustración y más que nada una ira tan enorme que subía más y más a cada segundo
― ¿Quién me dará explicaci