Capítulo 66. Desheredar a su bisnieta
Don Francisco pudo ver desde su coche cómo los Herrera compartían un día agradable en familia, incluyendo a su nieto y su bisnieta, quienes se veían realmente felices. Mientras tanto, él ni siquiera había desayunado, y todo por culpa de Luciana, que seguramente estaba llenándole la cabeza de ideas extrañas a Maximiliano.
Al ver a su bisnieta, pensó que ya era hora de que la niña se fuera a vivir con ellos a la mansión. Iba a buscar la manera de llevársela ese mismo día. Antes había accedido a que se quedara con esa familia porque ignoraba las verdaderas intenciones de Luciana. Pero ahora que conocía toda la verdad, tenía que hacer valer sus derechos.
Lo lógico era que la niña estuviera donde estaban sus padres. Con esto en mente, se bajó del auto y entró directamente a la casa, sin esperar a que la sirvienta lo anunciara o lo acompañara. Se dirigió sin rodeos hacia el jardín, donde toda la familia disfrutaba alegremente de la presencia de Max y Luciana.
Pero aquella felicidad duró poc