Matías se quedó callado por un momento, tratando de recordar aquella salida, pero no lo lograba, pues estaba seguro de que nunca había ido de compras con Olivia y mucho menos con su madre. Entonces le dijo:

—Creo que me estás confundiendo con Mateo, ya que, yo jamás he salido de compras con Olivia, y mucho menos con mi madre.

Fue en ese instante cuando Alexia comprendió que quizá lo había confundido con Mateo y, al pensarlo, llevó sus manos a su vientre ya abultado, mientras se decía en su mente, no me digas que yo sola me busqué todo esto, y al pensar en esto se quedó estupefacta al reconocer que así había sido, y que ahora estaba a punto de tener un hijo que nunca estuvo en sus planes, todo por una confusión.

Matías, al verla en aquel estado, comenzó a preocuparse por ella, pues notaba cómo arrugaba el rostro. Nervioso, le preguntó:

—¿Estás bien?

—Estoy bien —respondió ella, aunque después murmuró, casi para sí misma: eso ya no importa.

De pronto, como si hubiese recuperado su carác