Al día siguiente, todos estaban sentados en el comedor desayunando, cuando Maximiliano les comentó sobre el accidente automovilístico que había tenido Carlos, el cual lo había dejado en estado de coma.

Alexia, que ya estaba nerviosa pensando que Olivia, en cualquier momento, podría matarla por haber descubierto su secreto, sintió que el miedo la invadía por completo. Escuchar aquellas palabras le heló la sangre y ahora, más que nunca, se daba cuenta de que estaba compartiendo la mesa con una psicópata capaz de matar a su propio abuelo… y se estremecía al imaginar lo que podría hacerle a ella y a su amiga si llegaba a descubrir que ya sabían lo que tanto quería ocultar.

En ese instante, dejó caer los cubiertos con un estruendo que hizo que todos voltearan a mirarla. Era tal su terror que no podía pronunciar palabra alguna; solo temblaba como una hoja azotada por el viento.

Matías, al verla en ese estado, le tomó las manos y notó que estaban frías y sudorosas. De inmediato comenzó a pre