Capitulo XXV

Casi un minuto en silencio, la tensión que crecía entre ellos era casi palpable. Lee Joon se pasó una mano por la cara. Su furia era tal que sus ojos parecían despedir chispas.

_ Eres una ramera_ murmuró entre dientes_ Estuviste en mi cama que aún tiene tu olor, y te metes en la cama con otro hombre casi que inmediatamente, y luego te regodeas en mis narices_ le espeto_ Solo me deseas a mí ¿y lo sabes?

Y la trajo hacia él para demostrarle que su cuerpo solo reconoce sus caricias. Cuando se agachó para besarla su propio deseo volvió a traicionarla; deseaba tocarlo, abrazarlo, sin que por una vez le importaran las consecuencias.

En lo más profundo de su conciencia Merida sabía que debía apartarse, pero mientras aquellos increíbles labios estuviesen puesto sobre los suyos, ella sería incapaz hasta de recordar su nombre.

Abruptamente la puerta principal del apartamento se abrió, dando paso a la señorita Eun-Young, quien iba seguida de uno de los guardaespaldas de Lee Joon quien tenía expr
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