Los agentes policiales ingresaron en la dirección que la inteligencia policial había determinado que se encontraban Rosario y Júpiter escondidos de la ley. La capitana que se encontraba a cargo del caso, saboreo ese momento en el que observaba las habitaciones iluminadas y con lujos excéntricos propios de Rosario.
Gritando y con los laser apuntando a lo que se moviera, la capitana gritó con desesperación. —¡Rápido! No permitan que se nos escapen, esta vez los atraparemos.
Los agentes élite comenzaron a movilizarse, mientras por la parte trasera se encontraba Abaddon con su equipo militar y de inteligencia vaciando las maletas donde se encontraba el dinero lavado y el dinero que Rosario recibió de la venta de la empresa de modas.
Las sombras de los militares alertaron a los oficiales élite y los disparos comenzaron a ser el entrenamiento del patriarca que se encontraba observando como ganaron la ubicación del dinero y no dejaron un solo céntimo a Rosario y a las autoridades.
—¡No permi