La chica no esperó que Alejandro cumpliera su palabra y entrara al cuarto de empleados. Sabe que es capaz de eso y mucho más. Así que, le envió un mensaje de texto para advertirle que en un minuto saldría y que la esperara en el jardín para que entraran juntos.
—Mi pequeña, no he dormido por estar a la espera de que llegues.
La recibió con un beso y un abrazo de apretón.
—Casi me has obligado a venir. ¿Qué es ese olor?
Sus fosas nasales chocaron con un delicioso olor a lavanda fresca.
—Es una sorpresa que he preparado para ti.
—¿De qué se trata?
—Toma asiento y lo sabrás.
Una luz tenue se encendió. La habitación estaba decorada con flores y globos rojos. Sobre la pared, encima de la cama estaba una interrogante: ¿quieres ser mi novia?
—Alejandro…
Ella miraba con sentimientos encontrados aquella escena.
—Pequeño amor mío. Sé que hemos vivido distintas experiencias desde que nos conocimos, pero ahora podemos empezar de nuevo. Te prometo que cuidaré de ti y no permitiré que nadie entorpe