CAPITULO 21
Ser atrapados era el mayor miedo de Alejandro y Abril, pero allí estaban disfrutando de la adrenalina sin importar si los descubrían en su momento de calentura.
—Abril, ¿va todo bien?— preguntó Alberto, al mismo tiempo dio un par de golpes suaves en la puerta.
—No. Digo, solo espera un momento más, he hecho un desastre en el baño y trato de limpiarlo—. Se disculpó.
—Está bien—. Respondió Alberto, con una sonrisa de burla, pues, ya tenía con qué molestarla en el futuro. —Te espero abajo para que nos vayamos al hotel—.
—Ya pronto me reúno contigo.
—¿Cómo que te quedarás en un hotel con ese idiota?—peinando su cabello con los dedos.
—Habitaciones separadas—. Dijo de inmediato. Aunque no sabe ni por qué se pone a darle explicaciones a un bastardo como él.
—¿Dónde tiraste mis bragas?— Se quejó frente al hombre que le acababa de dar el mejor orgasmo de su vida.
—Lo siento, las destrocé por el morbo. Te compraré un par cuando volvamos a la ciudad.
Sin que ella lo viera, él las ha