Nuevas esperanzas...
En la mañana se despertó con los ánimos muy altos, llegó al comedor y al ver a su madre y su hija saludó con entusiasmo.
— ¡Buenos días! ¿Cómo estás mamá, Sara?
— ¡Uy, como que tuviste sueños muy gratos anoche! — exclamó su madre sonriente.
—¡ ¡Si mamá, dormí maravillosamente bien!— respondió Tomás.
Carol lo vió con una sonrisa pícara y dijo:
— Creo que necesitas dar algunas explicaciones, me parece que ése ánimo se debe a un perfume de mujer.
— Mamá, no empieces con tus suspicacias— dijo Tomás
— No son suspicacias hijo, son años de experiencia— dijo Carol.
Sara solo escuchaba sin decir nada.
— Anoche decidí hacerles caso y salí hasta un antro nocturno y lo pase diferente— confesó Tomás.
— ¡Eso es lo más acertado que has hecho en años mi querido hijo!— dijo Carol con emoción.
— Me alegra mucho papá que busques la manera de ampliar tu círculo social— dijo Sara.
— Si tengo que reconocer que fue una genial idea— dijo él.
— Eso es bueno hijo, la verdad, no se como todo este ti