Un encuentro... casual.
Tomás pensó que tendría que tomar medidas drásticas con el señor Davies, no le gustaba ver llorar a su niña de esa manera, necesitaba ser más inteligente con su hija.
— No me gusta que tengamos enfrentamientos hija— dijo cariñoso Tomás— hablemos como dos adultos.
— Está bien, aún no has respondido— dijo Sara— que sucede con el apellido Davies.
— Hace muchos años atrás, mi padre cuando era bastante jóven tenía un gran amigo, Jack Davies, tenían grandes sueños y entre los dos crearon una empresa de exportación e importación de insumos— dijo Tomás.
— Te escucho papá— dijo Sara.
— En el transcurso del crecimiento de la empresa empezaron los roces entre ellos, a causa de una mujer, ésto provocó enemistad y separación de bienes— dijo Tomás— Jack Davies se encargó desde esa separación de arruinar la vida de mi padre al punto de llevarlo a la muerte.
— ¡Por Dios!— dijo Sara— ¿Lo asesinó?
— No, a tu abuelo le dió un infarto fulminante— dijo Tomás— Jack Davies lo llevó a la ruina económi