Anna se sentía derrotada, no solamente no había podido lograr nada por su cuenta, si no que se había enamorado del hijo del hombre que más daño le había hecho, y el que más odiaba.
Su plan definitivamente había sido un fracaso, un fracaso total.
_¿Hija? Tienes que comer algo, desde ayer no comes nada, vamos amor, te traje fruta y un vaso de leche.
_No nana, no tengo hambre ¿Sabes que quisiera en estos momentos? Volver a Londres y olvidarme de todo, hacer de cuenta que esto nunca paso.
_Entonces hagámoslo, regresemos a Londres y deja todo esto atrás.
_Por más que quiera no puedo nana, yo amo a Cristian, no quiero vivir sin él.
_¿Hija no te das cuenta? Ya lo perdiste, no le quise decir la verdad.
Anna se levanta del sofa desesperada, y mira por la ventana, la lluvia empezaba a caer, y el reflejo del vidrio dibujo el rostro de su amado.
Las lágrimas empezaron a salir de sus ojos sin que ella pudiera detenerlas, en ese momento deseo con todo su corazón retroceder el tiempo, conocer a Cri