—¿Le dijiste que no tienes planeado darle el divorcio?
Vincenzo terminó de arreglarse el corbatín antes de responderle a su hermana.
—¿Qué te hace creer que no se lo daré?
—¿Así que sí la dejarás ir?
No podía ver a su hermana, pero podía apostar que debía lucir confundida.
—¿Tampoco dije eso? Voy a asegurarme de demostrarle que somos el uno para el otro, así ella nunca tendrá que pedirme el divorcio y yo no tendré que enfrentarme a la decisión dejarla ir.
—Estoy tratando de decidir si eres un hombre determinado o un psicópata. —Sienna se quedó en silencio unos segundos antes de continuar—. ¿Y si ella se arrepiente? Podría salir huyendo y dejarte plantado en el altar, justo como hizo con Kassio, y jamás tendrías oportunidad de demostrarle nada.
Vincenzo estaba suficientemente nervioso sin la ayuda de su hermana como para que ella venga a darle voz a sus propios pensamientos.
—Deja de intentar provocarle un infarto —intervino Antonella—. Serena no se arrepentirá. Eso creo. B