Sin dejar que Benito hablara, el hombre de mediana edad continuó alabando: —¡Sobre todo esos ojos, parecen tallados del mismo molde!
Bella miró los rasgos de Benito. A pesar de haber pasado la mediana edad, no mostraba signos de vejez, y su mirada aún irradiaba vitalidad. Sin duda, debió de ser un apuesto caballero en su juventud.
Aunque ella también se consideraba atractiva, que los confundieran como padre e hija era un poco exagerado.
Justo cuando Bella se sentía incómoda y quería aclarar la situación, vio a Natalia regresando.
Quizás había escuchado las palabras del hombre, porque Natalia se detuvo un momento.
—Señor Sandoval, esa es mi hija —Benito miró a Natalia y le hizo una señal con la mano.
Natalia aumentó el paso y se acercó con su habitual sonrisa dulce. —¡Papá!
Benito asintió con amabilidad y presentó: —Te mencioné antes a señor Sandoval, del grupo Sandoval. Llegó un poco tarde.
Natalia saludó con dulzura. —¡Hola, señor Sandoval!
Al darse cuenta de su error, el hombre de me