—¿Divorcio? —Esta palabra realmente sorprendió a Alberto, al que casi se le cayó la taza de té que tenía en su mano.
—¡Abuelo, ten cuidado! —Bella se apresuró a dar un paso adelante para coger la taza de té de su abuelo, la puso sobre la mesa y rápidamente le acarició el pecho para que se calmara.
—¿Ahora finges tener el amor filial? Si realmente no quieres hacer enojar a tu abuelo, no hagas las tonterías. —Patricia se burló de ella.
—Cállate. —Alejandro impidió a su esposa hablar y ello mismo dijo—, papá, de hecho no puedes consentirla más esta vez. Si no hubiéramos ido a buscar a Pedro hoy y Patricia no hubiera descubierto el acuerdo de divorcio a tiempo, ahora incluso podrían conseguir el certificado de divorcio.
—Bella, ¿lo que han dicho tu tío y tía es cierto? —Alberto le preguntó con seriedad.
Bella sollozó y respondió: —Abuelo, siempre quiero contártelo, pero me temo que te preocuparás por mí, así que ...
—¿Por qué quieres divorciarte? —Alberto le hizo otra pregunta.
Hace algún