Eilis se sintió un poco avergonzada. Como había sido culpa suya, perdonó a Charlene por sus comentarios groseros y sonrió. "Lo siento mucho, chica. Estabas de pie detrás de mí, así que no te vi".
"¿No me viste? ¿Estás diciendo que yo misma me metí a propósito en tu codo y permití que me golpearas? ¿Cómo es posible que no me viste?". Charlene insistió. Señaló a la encargada y le dijo: "¡Date prisa y saca a esta vieja de este salón! ¿Acaso no hueles su olor corporal? Estoy segura de que su casa debe ser un vertedero. No puedo creer que estén dispuestos a atenderla. ¿No les preocupa que pueda contagiar el virus y la bacteria de su cuerpo a otras personas?".
El rostro de Eilis palideció al oír el duro comentario de Charlene sobre ella.
Ella misma se había hecho la ropa que llevaba puesta. Aunque estaban un poco gastadas, se las quitaba y las lavaba cuando se ensuciaban, así que no tenía ninguna mancha en la ropa.
"¿Qué estás esperando?". Charlene se burló fríamente. "Date prisa y sal