Antes de que la voz de Deirdre se apagara, los labios de Kyran besaron los suyos. Deirdre le rodeó el cuello con un brazo y sollozó por última vez con sus labios temblorosos.
Cuando el beso terminó, dijo con calma: "Me voy mañana".
Kyran tomó un profundo respiro y sus asombrados ojos oscuros se volvieron sombríos. "Deja de bromear conmigo".
"No estoy bromeando contigo". Deirdre se mostró solemne. "Estoy diciendo la verdad".
"Voy a creer que no lo hiciste a propósito". Kyran le secó cariñosamente las lágrimas de la cara. "Deirdre, no te dejaré ir. Nunca volveré a hacerlo".
Deirdre se quedó de piedra. Poco después, las lágrimas le corrían por la cara sin control y los hombros le rebotaban de lo profusamente que lloraba.
Kyran la rodeó con sus brazos mientras Deirdre preguntaba con la voz apagada: "¿Por qué? ¿Por qué confías tanto en mí?".
Kyran respondió: "Porque eres Deirdre y esa es toda la razón que necesito".
Aflojó el abrazo y preguntó cuando ella se cansó de llorar: "Enton