Sam fue rápido. Solo tardó unos diez minutos en llegar.
Mientras Sam subía, Deirdre aplicaba un paño húmedo en la frente de Brendan.
Cuando Deirdre oyó los ruidos, su expresión nerviosa recuperó por fin algo de compostura. "¡Sam, echa un vistazo rápido! ¿Cómo está Brendan?".
Sam se acercó apresuradamente y vio que Brendan deliraba y había caído en trance. Estaba sonrojado y tenía el flequillo mojado, pegado a las cejas fruncidas.
Era evidente que conocía la situación actual de Brendan. Después de todo, el hospital había intentado impedir que siguieran con los trámites del alta.
"Señorita McKinnon, hay que enviarlo al hospital". Sin demora, Sam cogió una chaqueta para Brendan y lo llevó escaleras abajo.
Después de dar unos pasos, preguntó: "Señorita McKinnon, ya es tarde. ¿Le gustaría descansar primero? La llevaré al aeropuerto mañana por la mañana".
Apretando el puño con fuerza, Deirdre se obligó a calmarse. "¿Cómo puedo marcharme en este momento? Yo-yo iré contigo al hospital".