Lo abrazo con fuerza, brindándole todo mi consuelo, sin embargo, sus brazos no me rodean.
- Lo siento mucho, Luke. – murmuro entre lágrimas.
La nena estará muy tiste cuando lo sepa, a pesar de que hace dos días tuvo la oportunidad de decirle adiós, sé que la va a extrañar demasiado y que hasta que no aprenda a vivir con ese dolor, todo será más que complicado.
- Sal de aquí, Bella – me dice con voz ronca. – Necesito estar solo.
- No. No me iré, Luke. Me necesitas y yo a ti. –digo aferrándome a su cuerpo, pero él me aparta con tanta fuerza que casi caigo al suelo.
- Yo no necesito a nadie. Vete, por favor. – dice dándome la espalda. Veo que tiene sangre en su mano y me asusto.
- ¿Qué te ha pasado en la mano? – intento tocarla para inspeccionarla, pero se aparta.
- Bella, no tengo ganas de discutir. Sal de aquí. Ahora. – dice abriendo la puerta para mí.
- No – le digo cruzando mis brazos. – No voy a permitir que me apar