Necesitaba respuestas, y las necesitaba rápido. Mi mente no paraba de dar vueltas, llena de pensamientos sobre Tila y esa confianza que tenía respecto a Phillip. No podía dejar que ganara esta vez, y la única manera de detenerla era asegurarme de que no consiguiera lo que quería. Y Phillip... él era la clave. No podía permitir que cayera en las manos de Tila. Él siempre había sido el hombre que ella deseaba, el que creía que podía tener sin esfuerzo.
Entonces recordé a Sarah. Siempre había estado ahí para mí, una amiga leal que nunca me juzgaba. Además, resultaba ser la prima de Phillip. Era mi oportunidad de saber más sobre él... de encontrar la forma de que Tila no tuviera ninguna posibilidad.
Tomé mi teléfono y la llamé, intentando que mi voz no temblara.
—Sarah, necesito hablar contigo. ¿Puedo pasar por tu casa?
Su voz fue cálida y tranquilizadora, como siempre.
—Claro, Faye. Sabes que siempre eres bienvenida. Ven cuando quieras.
No perdí tiempo. Agarré mi bolso y salí de casa, co