Renaciendo como la esposa del alfa
Renaciendo como la esposa del alfa
Por: Valkyria Wolf
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Lara era una mujer que no podía quejarse de su vida actual realmente. Acabada de cumplir sus 31 años había logrado recaudar el suficiente dinero para poder vivir cómodamente gracias a su envidiable puesto de trabajo. Además, contaba con un agradable atractivo, buen cuerpo, alta y que siempre cuidaba a detalle su imagen, siempre y cuando no abriera su boca para echar por tierra toda la buena impresión que su imagen pudiera haber dado. Una lengua afilada y bastante brusca como que no era bien recibida en los tiempos actuales.

Pero tenía dos pequeños grandes secretos. El primero. A pesar de aparentar ser una persona pacífica, tranquila y humana, Lara era practicaba como descendiente de un clan, las artes de la brujería. O sea, era una m*****a bruja en pleno siglo 21. Wao para muchas personas, una completa complicación para ella. Pero tenía que reconocer que no era mala en el asunto. La poderosa sangre que corría por sus venas le había dotado de habilidades desde niña por lo que el estudio había estado en la mayor parte de su vida. El problema era que utilizar esas técnicas en cualquier categoría era ilegal en el mundo actual. Por no decir una aberración. Que la atraparan haciendo brujería para que ella viera lo que le hacían.

Entonces, para que las practicaba, ni ella mismo lo sabía, siempre de pequeña se lo habían inculcado y hasta obligado a aprender de algún modo, así que deshacerse de una costumbre era algo complicado.

Segundo, era una mujer muy independiente, demasiado para algunos. No era que fuera malo ni nada por el estilo pero en la ciudad donde vivía y con las costumbres de su familia, serlo no era una opción. Entre las ambiguas tradiciones de su familia estaba que ella debía comprometerse y casarse, pero después de la muerte de sus padres cuando ella tenía alrededor de 20 años como que pudo escapar un poco del proceso. Aunque su familia llevaba ya tiempo presionando. Claro, era la única mujer soltera que quedaba y que podía garantizarles la unión alguna familia rica. Que se jodieran, ella no era una pieza de ajedrez con la que ellos pudiera jugar.

Lara apretó el libro en sus manos. Por momentos le gustaría ser la protagonista de alguna de las novelas que ella leía. Solía alquilar miles de libros, diferentes a lo que tenía en casa de hechizos y conjuros que se los sabía de memoria. En cambio, había optado por cosas más relajantes como novelas de fantasía, y porque no… de hombres lobos.

Dios, amaba a esos caninos, claro quitando la parte posesiva, egocéntrica, mononeuronal e imbécil que ellos tenían. Pero al menos en algunas novelas las protas los ponían en su lugar. Ya había leído novelas como Cautiva del alfa y La sombra del lobo, ambas de la misma autora y le habían encantado. En ese momento tenía en sus brazo otro de ella, titulado Renaciendo como la esposa del alfa y estaba emocionada por llegar a su casa y empezar a leer. Se preguntaba que le esperaría a la protagonista.

Leer era la única forma de no quedarse atrapada en la realidad que la rodeaba, donde todos solo la buscaban por lo material o su belleza y después de escucharla más de cinco minutos salían huyendo. Por lo que no era extraño que tuviera que reconocer que a su edad todavía seguía siendo virgen y estaba legalmente soltera. Como que… los años pasaban. Tal vez cambiar de ciudad y alejarse de su tóxica familia no le vendría mal, aún si sus ingresos decayeran.

Con esos pensamientos rondando su mente y apretando el nuevo libro sobre su pecho imaginando que pudieras ocurrir en sus páginas después de leer la sinopsis, cruzó la calle sin prestarle atención al cambio de luz. Fue mi tarde para reaccionar cuando se dio cuenta que la parte de delante de un camión estaba a solo centímetros de ella.

Maldición

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