Amara
–Estoy asustada– murmuró con la cabeza gacha. Casiel me mira con el ceño fruncido e Isaac niega.
–No te asustes– lo miró mal encogiendome en mi lugar.
–¿Qué te sucede?– Casiel se levanta de su lugar y me mira con la misma expresión de siempre. Ninguna.
–La luna se está tornando roja– trago grueso, Casiel e Isaac van inmediatamente a la ventana y mira lo que les informe– ya pasó más de una hora y ninguno de ellos ha vuelto.
Ahora sí empiezo a ver una ligera preocupación en el rostro de los chicos. Me levanto y empiezo a caminar de un lado a otro, mi corazón late con fuerza y siento como si mi mundo se viniera abajo.
–Estoy mareada– siento que voy a caer cuando Casiel me sujeta. Comienzo a vomitar y todo comienza a volverse borroso.
–Siéntate aquí– me ordena Isaac.
Me siento en el suelo encima de una almohada mientras comienzan a echarme aire.
–Agua, necesito agua– pido entre jadeos.
¿Aziel está bien? ¿Por qué me siento así?
–Iré por agua para ella – Isaac sale del lugar dejándome