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Me levanto y salgo a toda velocidad del lugar deseando desaparecer por completo de su vista y no querer encontrármelos nunca más.

Camino a toda velocidad al baño donde entró y dejó la mochila a un lado para verme al espejo. Lavo mi ra y la secó con servilletas no antes de que Laila entre entre lugar y me de una sonrisa de disculpa y su mirada gacha.

—Amara, lamento el comportamiento de esos Idiotas— murmuró ella. Estábamos solas en en baño— solo me están cuidando… Digamos que la última amiga que tuve solo me utilizo para acercarse a Aziel y Casiel— asiento entendiendo perfectamente quienes son— si no quieres ser mi amiga esta bien, pero pido disculpas por ellos— la miró algo inquieta, se ve una buena chica y me gustaría que fuera mi primer amiga pero el hecho de que ella tiene una relación con esos Idiotas y yo estar cerca de ellos me inquieta.

—Laila— la llamo al ver que está a punto de irse, esta se gira y me mira esperanzada— si quiero ser tu amiga, discúlpame a mi también por comportarme grosera y no haberme despedido de ti al salir del salón— una gran sonrisa se extendió en su rostro justo al momento de abrazarme. 

—¿Quieres irte a sentar conmigo ?— asentí contenta, al parecer ya había hecho una amiga. Mi felicidad se esfumó cuando vi entrar a Izel llena de lágrimas y su uniforme manchado. M****a.

—Oh, lo siento, pensé que estaba solo—  ella me miró y antes de que pudiera decir algo salió de prisa del baño nuevamente.

—Otra víctima más— laila parecía molesta— m*****a Kennedy, me va a escuchar— salí detrás de ella a toda velocidad. Tropezaba con personas tratando de alcanzar la velocidad de mi nueva amiga. Llegamos a una mesa en la cafetería donde estaba un grupo de chicas que nos miraron de arriba abajo, o bueno, solo a mi.

—¿Qué sucede Laila?— preguntó aquella chica.

—¿Ya has comenzado?— Laila estaba furiosa, su voz era firme. La chica pareció querer enterrarse en su asiento.

—No se de  que hablas.

—Con tu bullyng.

—¿Cuál bullying Laila?— aquello voz detuvo a Laila y esta se giró con rapidez a mirar a aquel chico de cabello negro y ojos azules oscuro— contesta.

—Unas de las chicas nuevas, entró al baño con su uniforme manchado, quién más sería capaz de comerte algo así si no es ella— Laila la señaló y el chico negó.

—Ella no ha hecho nada, ha estado en todo momento conmigo— el pelinegro se acercó a Kennedy y dio un beso en sus labios. Él tenía su camisa manchada al parecer de café — No hagas acusaciones sin saber— Laila negó con su cabeza  y se dio la vuelta indignada, yo la  seguí hasta fuera de la cafetería.

—Oye ¿Qué sucede?— la tomé del brazo cuando vi que pateó uno de los casilleros. Esta enderezó su espalda  y suspiró volviendo a tener la misma sonriso que cuando la conocí.

—Lo siento, suelo perder el control de mis emociones— asentí— en cuatro meses tendré tendré transformación y estoy ansiosa, al ser una princesa que en momentos pierde el control de sí, mi loba quiere apresurar su llegada. Lo siento, creo que no soy una buena amiga— su sonrisa se borró y yo negué.

—Eres una buena chica.

—En algún momento podría hacerte daño, podría perder el control otra vez de mis emociones y lastimarte— negué. Una idea se cruzó por la mente  y aunque no me gustaba a quien tenía que pedirle ayuda  Laila me cayó bien.

—Conozco a alguien que sabe cómo controlar el temperamento de un hombre lobo— dije recordando todas las veces que Hunter perdía el control de su furia e Izel con solo tocarlo se calmaba, no solo lo hacía con él, podía hacerlo con todo.

—¿Eso es posible?— asentí.

—Esta tarde nos podemos reunir en la mansión Cooper…

—¿Eres una Cooper?— dijo ella asombrada. Asentí— ¡Increíble! Ya los chicos no me molestaran diciendo que eres una casa fortuna. Papá siempre habla de los logros que ha tenido tu familia junto al reino, y la gran alianza que tienen— ella sonrió nuevamente.

—Mi padre también me habla mucho de lo increíble y unida que es la familia real.

—¡Genial! Mi tío tío rey, estará feliz de saber que una Cooper está aquí. 

•••

Salí del colegio buscando por todos lados a una persona en especifico, no la veía por ningún lado hasta que centré mi vista en la persona que tomaba un taxi. ¡Joder! Se estaba yendo sin mi.

—¡Izel!— me grité y ésta giró su cara mirándome  confundida. Llegué hasta ella y subí al taxi primero.

—Amara.

—¿Pensabas irte sola?— me indignó— estamos en el reino, no podemos andar sola hasta que cada una conozca bien el lugar— ella solo asintió y giro su cara fijando  su mirada en la ventana.

La mire, su uniforme estaba arrugado,su cabello rojo fuego estaba amarrado en una coleta y sus lentes grandes y redondos colgaban de su camisa, la cual estaba machacada. 

—¿Qué te ha pasado?

—Nada— arrugue la nariz. ¿Me estaba evitando?

Me quedé en silencio y me puse a ver la ventana y disfrutar la vista que me ofrecía el reino. Un incómodo silencio reinó dentro del coche luego de darle la dirección al conductor, me sentía incomoda al ir con Izel sola en un taxi. Digo, no de mala manera, sino que ella estaba cumpliendo la parte de su trato y se perfectamente que a pesar de ser algo tímida ella no quería ir en ese lugar conmigo.

Gire mi vista a ella que seguía mirando por la ventana, parecía perdida.

—¿Estás bien?— Ella no respondió— Izel, solo estamos nosotras en este lugar, debemos empezar a convivir— dije sincera y se giró a mirarme.

—¿Por qué me estás hablando? ¿No teníamos un trato?— parecía molesta —déjame en paz Amara, no quiero hablar con nadie.

Me quedé perpleja, jamás me había hablado así, jamás me la imaginé hablando de este modo. Ignoré ese sentimiento de culpa en mi pecho y volví mi vista a las calles.

Cuando por fin llegamos a la mansión ella bajó corriendo entrando a la casa. Le pagué al taxista y entre subiendo las escaleras, mi habitación quedaba más adelante que la de Izel así que me detuve enfrente de su puerta y hable.

—Hay una chica— aclaré mi garganta— ella tiene momentos de histeria, ¿podrías ayudarla?— No escuché respuesta de su parte, empezaba a preocuparme. Se que Izel es una buena chica y me lamentaba por haberle hechos tantas bromas pesadas en el pasado, la conocía y a pesar de estar enojada ella no se negaría a ayudarnos. Se preocupa mucho por otras personas.

—Si puedo, pero me dejarás en paz. Le curaré su mal por completo con la condición de que me ayudes a regresar a casa, no quiero estar aquí— fruncí el ceño. 

—El que quieras regresar a la manda tiene que ver con tu enojo— giró el rostro— ¿Alguien te hizo algo?

—Nadie me hizo nada, yo… yo solamente no soporto este lugar— la mire buscando una señal de mentira, pero no la había así que solo asentí dándole espacio para que ella pudiera entrar a su habitación.

•••

—¡Mamá, papá!— los saludé a través de la video llamada. Ellos sonrieron al verme.

—Pequeña mía, ¿como te ha ido en tu primer día de clase?

—Genial, papá ya tengo una amiga.

—Eso me alegra mucho hija.

—¿Donde está Izel?— pregunto mamá está vez.

—Está en su habitación— dije, por primera vez no me sentía celosa de que ellos les demostrarán afecto.

—¿Cómo se están portando? Algún chico que esté molestando a mis princesas – sonreí, sin poder evitarlo el rostro del príncipe vino a mi mente.

—Ay papá— el timbre sonó — papá tengo que dejarlos, ya llegó mi amiga. Los amos.

—Nosotros también hija— colgué la llamada y salí de prisa a abrirle la puerta a mi compañera. Laila venía vestía un hermoso vestido rosa floreado y su cabello estaba sujeto en una trenza, no como yo,  que vestía un buzo enorme y un short como los que usa papá, además de estar despeinada andaba descalza.

—Hola— ella besó mis mejillas y se adentro a la casa— disculpa la demora, estaban asegurándose de que ustedes no eran farsantes y van a secuestrame— bufé, indicandole entrar.

—Voy por algo de tomar — caminé a la cocina y ahogue un grito cuando vi a Izel con un cuchillo en la mano y su dedo sangrando.

—Por la Diosa Luna Izel— me acerque tomando un pañuelo y tomando su mano para envolverla en este. Apreté con la fuerza necesaria para que dejara de sangrar. 

Mire a Izel y me desconcertó la tranquila con la que estaba, ni  siquiera tenía rastros de dolor en su rostro. Apreté más fuerza y la escuché quejarse, suspire con tranquilidad al ver que todavía es humana y no estaba intentando evitar sus sentimientos o algo así.

—¿Por qué me ayudas?— volvió a preguntar, volvía a tener la misma voz aguda y de niña tímida otra vez.

—Porque sí.

—No deberías hacerlo— murmuró— yo mate a papá — trague grueso, maldiciendo internamente haberle dicho todas esas cosas a Izel, empezaba a sentirme mal conmigo misma y sentir un sentimiento extraño hacia Izel.

—Izel, lo lamento, no era mi intención….

—Está bien, tengo que hablar con mi tío de urgencias— quitó su mano con brusquedad de la mía y salió de la cocina. Fui detrás de ella, se detuvo al ver a una sonriente Laila saludarla.

—¿Es ella?— pregunto.

—Si.

—Un gusto conocerte, mi nombre es Laila— Izel le sonrió y tomó su mano al mismo tiempo que besaba sus mejillas— ¿Tú no fuiste la chica que entró al baño esta mañana?— mi prima asintió— ¿Qué sucedió contigo?

—Tropecé con un chico y derrame su café— la mirada de Izel parecía furiosa al recordarlo. Laila río.

—¿Fuiste tú quien derramó el café de Casiel?— esta volvió a reír haciendo que por primera vez en este día Izel sonriera.

—Así es, y bien merecido se lo tenía— me asombre de las palabras de Izel— ya está listo princesa— Izel le hizo una reverencia y se retiró. 

Ahí entendí todo, Izel al tocar sus manos quitó su mal. Suspire mirando a Laila.

—Ella ya lo hizo, al tocarte quito eso que atormentaba a tu loba, ahora estará más tranquila.

—Muchas gracias, no hubiese podido soportar más este dolor— sonreí y asentí.

Mire en dirección a las escolares, entendiendo que ahora Izel se encerraron en su habitación y se excluirá hasta mañana. Siempre hacía eso. 

—¿Qué tal si vamos por un helado? — pregunté a Laila.

—¡Me parece genial!

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