Di otro trago de aquel té insípido sin dejar de subir entre las piedras. Todos me seguían sin dejar de refunfuñar, pero aunque les pareciese una idea terrible no estaban dispuestos a dejar que me encontrasen sola.
—Aún no es tarde, podemos dar media vuelta y volver a casa.— propuso Duke, que a la vez me tendió su mano para aportarme algo de equilibrio mientras subía una roca.
Definitivamente ya era tarde, estaba decidida a hacer aquello.
Me había preparado un brebaje vomitivo a base de guaraná, gingseng y cardamomo; ya que según las enseñanzas sobre plantas de mi abuela estaban totalmente prohibidos por su componente afrodisíaco.Había conseguido meter a todos los chicos en el coche, aunque muy a regañadientes, y los había traído hasta el bosque de Sarria.Según nos adentrábamos en él me daba cuenta de c