En la planta baja, mientras miraba a Jacinto, quien me estaba acompañando para salir, reflexioné por un momento y comencé a hablar: —Señor Gómez, ¡creo que hay algunas palabras que necesito decirte!
Esa vez, Jacinto me miró con humildad y afirmó amablemente: —¡Dígame!
—Al confiarles la custodia del niño, usted debe ser un ejemplo y cuidar bien de él.
Jacinto afirmó seriamente: —¡Lo haremos!
Sus respuestas eran concisas pero sinceras, me sentí satisfecha y continué: —Además, puedo decirte que la fuga de Sofía es un asunto delicado. Si ella llega a buscarte, espero que no cometas el mismo error. Si deseas que tu hijo crezca sano, ¡debes apartarlo de ella como madre y brindarle un entorno de crecimiento saludable!
—Antes, no me preocupé por cómo eras como persona, no nos conocíamos. Pero debido a este niño, es posible que tengamos interacciones en el futuro. Estaré pendiente de él, y si cometes errores, ¡no me quedaré de brazos cruzados!
Vi que Jacinto bajó la mirada y miró sus propios pi