Sus palabras me hicieron reír, —Esfuérzate tú, ¡eres la mayor! ¡Tiene un bebé! ¿Aún no te das prisa?
Luciana gruñó: —¿Yo? Ya he aceptado la realidad. Tengo treintena años. Aún estoy soltera. ¡Vaya! No pasa nada.
Ivanna y yo nos quedamos sin palabras, no podemos meternos en la relación entre ella e Igino.
«Parece haber nada de Igino en estos días.»
No apareció desde que vino a beber con Patricio.
«No sé cómo Patricio habló con él. ¿Se dio por vencido?»
Compré a Ivanna varias cosas, y Luciana me llevó a la empresa. Le dije repetidamente a Ivanna que prestara atención a su propia seguridad y descanso, e insté a Luciana a que cuidara bien de ella antes de salir.
Sentada, decidió llamar a Lina. Y ella contestó muy rápido: —¡Buenos días, señora Lara! ¿Qué puedo ayudarle?
—¿Qué tal anoche? ¿Está bien? —pregunté con preocupación, en realidad quería llamar a Lina anoche pero Patricio me lo imterrumpió.
—Jugó hasta tarde. Ana lo acompañaba. Lloró un rato y luego durmió. —Lina me informó