Capítulo 40: Secuestro

Amber estaba feliz porque ya dentro de poco tendría consigo a ese niño y si todo salía bien también conseguiría la tan anhelada fortuna que se supone por derecho le corresponde, así que no podía desear nada mejor.

Justo en eso sonó su teléfono, por lo que se apresuró a contestarlo.

- ¿Hola?

- Hija ¿dónde estás?

- Ah papa, hola… justo estaba pensando en ti y…

- Si eso es bueno de escuchar, pero ahora dime ¿dónde estás?

- ¿Ah? ¿porque preguntas? – indicó mientras buscaba sacar un cigarro de su bolsillo para colocárselo en su boca.

- Porque acabo de llegar a la ciudad.

- Que… - Amber dejo caer el cigarro por la impresión – es… espera ¿cómo que aquí? ¿aquí donde? ¿en la ciudad?

- Si y deseo verte a ti y a mi nieto, así que dime ¿dónde estás viviendo? ya que imagino que si no has podido ir a la casa es porque estas reuniendo el dinero para el boleto de avión.

- Am bueno yo…

- Pásame la dirección de tu casa, Amber.

- Mejor yo te voy a ver papi, anda dime en cuál hotel te quedaras para caert
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