Prólogo - 6

Parte 6...

Su grito la hizo estremecerse. Ella estaba asombrada. Ella no entendía lo que estaba pasando y no podía creer que él pensara que ella lo robaría. Nunca. Sintió que le dolía la cabeza con una fina punzada. Pensó en su hijo, se sujetó el vientre y se alejó dos pasos de él, asustada.

- ¿Cómo pudiste pensar que te robaría?

Esbozó una sonrisa fría y despectiva. Se frotó la frente y apretó la nuca. Su postura era agresiva.

- Vete ahora mientras aún siento una pizca de lástima por ti, pero no quiero volver a ver tu cara de mentira delante de mí. Odio a los tramposos.

Se dirigió a la mesa, cogió el vaso de zumo y lo lanzó con rabia contra la pared, esparciendo trozos de cristal y zumo de naranja por el suelo y la pared. Ella saltó asustada.

Los ojos de Cora se abrieron de par en par, nada tenía sentido. Se sentía como si hubiera entrado en una dimensión alternativa.

De la nada había aparecido. La miró con desprecio y su actitud extremadamente grosera le hizo sentir miedo, como nunca antes había sentido. Ella no había esperado que Philip fuera así.

Sintió una opresión en el pecho, necesitaba alejarse y entonces podría pensar qué hacer. No podía quedarse allí con él ahora. Corrió hacia la puerta sin mirar atrás y ni siquiera esperó al ascensor. Bajó a toda prisa las escaleras y pasó como una loca por la recepción, dejando al hombre de guardia atónito.

Salió llorando como una loca, su cabeza no estaba bien. Oyó la voz del portero que la llamaba, pero no quiso mirar atrás y siguió caminando en línea recta, sin saber siquiera a dónde iba.

Por suerte, al menos llevaba puestas las zapatillas, si no, se habría descalzado, sólo quería alejarse de él. Dobló la esquina y casi chocó con un chico que venía en dirección contraria.

Ella volvería más tarde. Fellipe tendría que escuchar lo que tenía que decir y también tendría que explicarle con detalle de qué la acusaba. Hasta ahora no había entendido de dónde habría salido eso.

Ella nunca haría nada contra él, y mucho menos robar.

Caminaba tan perdida con su atención lejos que no se dio cuenta de que dos hombres la seguían y de que había un coche cerca de ella. Se detuvo en la esquina para mirar el faro y tenía la boca y la nariz tapadas con un paño, con un mal olor que le hacía sentir mareos y náuseas.

Sintió que unos brazos tiraban de ella hacia atrás y trató de resistirse, pero fue en vano. No tenía fuerza contra los brazos que la agarraban y sintió que otras manos le agarraban las piernas y la levantaban.

Intentó gritar, pero sus gritos fueron amortiguados por la tela que tenía en la boca y sintió que se iba a desmayar. Estaba muy mareada.

Oyó que se abría la puerta de un coche y luego la empujaron al interior. La tumbaron boca abajo y le tiraron de las manos hacia atrás y gimió cuando sintió un fuerte agarre en las muñecas.

El sonido del coche acelerado, voces masculinas que decían algo que ella no entendía y sus ojos se cerraron. Su cuerpo se debilitó y sus sentidos se oscurecieron.

Todo a su alrededor desapareció y sólo tuvo el mínimo tiempo para seguir pensando en Fellipe y su hijo.

Autora Ninha Cardoso

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