POV de Lucian
Arrojé el jarrón que estaba sobre la mesa y lo estrellé con fuerza contra la pared de mi estudio. Solté un suspiro frustrado y cerré los ojos con fuerza.
Mi paciencia se está agotando; puedo sentir cómo mi temperamento se vuelve más inestable con cada día que pasa. No entiendo qué me sucede. Es como si anhelara algo, un deseo insaciable que no puedo definir. Un hambre profunda me carcome, devorando por completo mi razón. Me envuelve en un calor abrasador, derritiendo los últimos vestigios de cordura.
—Señor, debe calmarse —me recordó Frank, mi mayordomo.
Gruñí mientras me llevaba las manos al cabello, notando el calor que emanaba de mi cuerpo. Todo lo que estaba sobre la mesa se convirtió en un arma para mí, lanzado sin control. Pateé la mesa, haciendo temblar la oficina mientras el vidrio se hacía trizas. Por suerte, la habitación estaba insonorizada; el caos que ocurría dentro no podía escucharse desde afuera.
Me tomé un momento para recuperar el aliento.
Frank se