POV de Cercei
Tras los trágicos sucesos de aquella noche maldita, fuimos expulsadas abruptamente de la gran mansión y obligadas a mudarnos a la cabaña modesta del fondo, justo al lado del viejo manzano.
Aunque las paredes de la cabaña apenas se sostenían, se sentía más acogedora que volver a las garras de esa maldición espantosa. No podía obligarme a dormir en nuestra antigua habitación, sabiendo demasiado bien que Papà ya no estaba con nosotras.
Observaba a Mamà mientras barría con esmero el viejo suelo cubierto de polvo. Su silencio se volvió más profundo tras la muerte de Papà. Apenas mencionaba el tema; prefería llorar en silencio, sosteniendo su anillo de bodas con melancolía.
Quería preguntarle sobre los hechos de aquella noche, pero en el fondo sabía que aún no estaba lista para hablar. A pesar de mi creciente necesidad por entender, decidí tener paciencia y dejarla llorar a su manera.
Aunque nos habían echado de la mansión, seguíamos sirviendo al Alfa y a su hija. Mamà continu