POV de Cercei
Anhelo borrar mi propia existencia, solo así podría acallar los pensamientos que no dejan de atormentarme.
Con la mirada apagada, regresé a la cabaña. Al llegar, encontré a mi madre ocupada, recogiendo el desastre que había dejado tras de mí.
Una profunda vergüenza se apoderó de mí al darme cuenta de lo ajena que había estado al caos. Me fui sin pensar, dejando todo en ruinas.
—Mamà —murmuré con torpeza, caminando con cautela hacia el interior. El florero hecho añicos, la mesa desordenada, las sábanas revueltas por el suelo... parecía que un tornado había pasado por ahí.
—Cercei, ¿por qué está todo tan desordenado? ¿Qué pasó aquí? —preguntó mi madre mientras recogía con cuidado los trozos de vidrio roto y los metía en una bolsa. Me encogí por dentro, sintiéndome aún más incómoda. No tenía cómo justificar esto.
—Eh… —solté una risa nerviosa, buscando desesperadamente una explicación.
—Fue... el pollo —dije al azar. ¿En serio? ¿Un pollo? Primero culpo a un conejo, y