Capítulo 129. Ecos del pasado.
Capítulo 129 – Ecos del pasado
Intentar rehacer nuestra vida en el pueblo de montaña no era fácil, pero hacía lo posible por mantener una rutina. Los días empezaban temprano: despertaba a los niños, preparaba el desayuno y luego los ayudaba a vestirse antes de salir a explorar un poco los alrededores, siempre con cuidado de que no despertaran sospechas. La cabaña era pequeña, modesta, pero suficiente para nosotros. Teníamos agua del río cercano, leña para la chimenea y suficiente comida para no pasar hambre, aunque todo esto no podía ocultar la tensión que nos acompañaba.
Ian y Clara intentaban adaptarse a esa rutina “normal”, aunque no era fácil. Para ellos, “normal” era algo que apenas entendían. Intentaban jugar con piedras, observar los árboles, leer libros improvisados que yo les traía del pueblo, pero sus habilidades aparecían sin aviso. Ian, en cuanto se emocionaba o se frustraba, hacía que pequeñas ráfagas de energía escaparan de sus manos; Clara, por su parte, tenía que co