Capítulo 120. El claro de la Luna.

El claro estaba iluminado por la luna cuando llegué, respirando hondo mientras cada paso me acercaba a lo que no podía evitar. Deje a Elara en el coche, envuelta en su manta, y sentí un nudo en el estómago que no era solo mío: Iría, estaba inquieta, percibiendo el miedo que llevaba dentro. Susurros de desconfianza recorrían mi mente: “¿Y si otra vez lo pierde? ¿Y si te duele?”

Pero a pesar de mi miedo, estaba decidida. Después de tanto tiempo negando mis propios sentimientos, después de años reprimiendo lo que Alaric significaba para mí, no podía retroceder. Esta noche debía ser sincera, sin máscaras ni evasiones.

Y lo vi.

Alaric estaba al borde del claro, de pie, erguido, imponente. La luz de la luna delineaba su cuerpo: un hombre fuerte, seguro, dominante, que no necesitaba demostrar nada. Ted, vibraba bajo su piel, lleno de control y presencia, y podía sentir esa fuerza aunque no estuviera físicamente cerca. No había rastro de duda en él. Sol