Hadassa.
Príncipe…
Sentí que en este último intento todas las fuerzas se iban de mi cuerpo, y un gran sueño estaba comenzando a arroparme por completo. Podía escuchar la voz de la partera muy lejos, mientras Elisama palmeaba mis mejillas contantemente, y una sonrisa adornaba su rostro.
¿Por qué sonreía?, fue la pregunta que me hice, y solo pensé que no podía volver a reunir la fuerzas para pujar como las parteras me indicaban.
Sin embargo, algo a continuación trastornó todo mi entorno.
Pude escuchar un llanto agudo, un llanto cálido, dulce y bajo, que hizo que mis ojos se apretaran y que un pitido se instalara en mi oído.
Sacudí la cabeza como venciendo este sueño que me estaba venciendo, y luego, el llanto se intensificó.
—¡Es un niño… es un príncipe…! —desvié la mirada hacia Elisama que sujetó la manta que las mismas parteras le pasaron, y en cuestión de unos segundos, mi pecho sintió como este bebé cálido fue puesto encima de mí—. Es muy… muy hermoso…
Rápidamente, lo envolví con mi