Cap. 33 Karma y Aida.
Después de una buena charla, Mario comprendió que tarde o temprano Ino tendría que aprender a ser responsable con el dinero. Sabía que en el futuro ella manejaría grandes cantidades y recibiría la herencia de Adrián, así que decidió confiar en ella. Le entregó una de sus tarjetas, con un saldo de 4 millones de dalias.
Ino la sostuvo con una sonrisa radiante, sus ojos brillaban. Podría comprar toda la comida que quisiera sin preocuparse.
—Por cierto —dijo Mario—, María me dijo que necesitabas un celular. Pensaba dártelo en tu cumpleaños, pero será mejor que lo tengas ahora.
Ino lo tomó. Era pequeño, pesado, rectangular y ligeramente redondeado.
—Ese celular… nunca lo había visto —comentó María.
Mario sonrió.
—Es un modelo especial. Lo mandé fabricar para ella. Resiste temperaturas extremas, golpes, balas… incluso explosiones. Según las pruebas, si lo deja caer, es más probable que se rompa el suelo que el celular.
—¿Por qué no lo intentas, Ino? —dijo Mario.
Ino apretó el celular con una