Habla de mí…
Madison no tenía mucha ropa, pero sí un vestido que compró hace meses cuando lo vio en oferta.
Ahora veía que las chicas iban a las discotecas con tenis y pantalones rotos, pero ella no era así. Se puso el vestido corto, pero no tanto, y unas sandalias negras, mientras dejó su cabello suelto.
Se esmeró en un maquillaje “smokey eyes” y miró su reloj de pulsera.
Sara dijo que, a las diez, venía por ella, y solo faltaban algunos cinco minutos para eso.
Se miró en el espejo mirando su vestido ajustado y soltó el aire.
No tenía el mejor ánimo, las cosas estaban muy mal, y de seguro que mañana seguirían iguales, pero sabía que, si se quedaba aquí, lloraría a mares, y es lo que menos quería.
El teléfono de su casa volvió a sonar y ella salió de golpe para tomar la llamada.
—Estoy afuera, nena… mueve ese trasero perfecto… —Madi sonrió.
—Voy… —Colgó el teléfono y a lo que se giró, su madre estaba de brazos cruzados en la sala.
—¿Dónde vas?
Madi abrió la boca.
—Es una fiesta de la