REINA DEL MAR. CAPÍTULO 84. Las leyes

Puedo ver la forma en que su rostro palidece, pero solo un segundo antes de enrojecer de rabia.

—¡Eso no prueba nada! —dice Akame.

—Sí lo hace —le digo, sin apartar la mirada—. Porque entre esos nombres hay barcos que yo capturé en rutas que tú trazaste. Negocios que arruiné sin saber que eran tuyos. Fuiste el hombre más temido de estas aguas… hasta que llegué yo.

Él aprieta los puños y entiendo que por primera vez en su vida se siente expuesto.

—No sé cómo supiste quién era yo —continúo—, si fue antes o después de Kaori, pero sí sé que no estás buscando justicia, solo quieres recuperar el control porque perdiste dinero, porque perdiste tu imperio y en el fondo sabes que no puedes recuperarlo de ninguna otra forma que no sea matándome.

Akihiko hojea el cuaderno en silencio y su rostro se va endureciendo con cada página.

—¿Es esto cierto, Akame? —lo interroga con un tono que hace que su hijo se gire hacia él, rabioso.

—¡Ella destruyó mi legado!

—¡