-III-

Saludaba a sus compañeros y compañeras con familiaridad cuando se topó con un rubio cobrizo en su camino:

-Llegas un poquito tarde, Joel- se rió éste -¿Se te pegaron las sábanas?-

-Lo siento mucho señor Johnson, me…me he entretenido con un…conocido y…-se disculpaba el castaño.

-No te preocupes Joel- amplió la sonrisa el tal Johnson -No estoy enfadado-

-¿A-a no?-

-No- dando un paso adelante, Johnson rompió la distancia de seguridad entre ambos, lo cual hizo en Joel ponerse la mar de nervioso.

-¿Cuántas veces te tengo que decir que no me trates de usted?- recriminó el rubio sin borrar su sonrisa.

-Es la costumbre señor Johnson-

-Christian, Chris-tian, Joel-

Con su cuerpo casi tocando el del castaño, Christian le miraba alternativamente los ojos y los labios.

-Se…digo, Christian yo…yo tengo…-

-¿Y hoy, Joel? ¿También me vas a rehuir y rechazarme una cita?- musitó Christian con voz seductora.

Justo cuando ya iba a responder, su móvil vibró varias veces.

Dando gracias en su interior, enseñó el teléfono diciendo:

-Disculpe, tengo…me llaman-

A toda prisa se alejó de Johnson y se apresuró hasta su mesa mientras miraba el móvil y a ver quien era:

“Mensaje de Dominic Bale”

-Me alegro que me hayas mandado otro mensaje- suspiró aliviado.

En cuanto fueran las once leería el mensaje del azabache.

Con los ojos fijos en la pantalla del ordenador y estrujando entre los dedos de una mano una pelotita anti estrés, Dominic permanecia en silencio.

De vez en cuando, desviaba la vista hacia el móvil.

Había enviado un mensaje a Joel y esperaba que le respondiera.

Dejando escapar un suspiro se resignó y comenzó a ordenar su mesa cuando el teléfono vibró.

Nervioso, lo agarró y miró quien era;

“Mensaje de Joel”

Rápidamente lo abrió y lo leyó:

“Gracias por enviarme un mensaje, me has salvado”

Bale frunció el ceño.

¿Por qué le decía que lo había salvado?

Buscando el número del castaño no se lo pensó y lo llamó:

“-Imaginé que en vez de contestarme vía mensaje me llamarías-”

-¿Por qué has dicho que te he salvado? ¿Es que te ha pasado algo con algún gilipollas?-

“-No, no me ha pasado nada-”

-¿Y entonces por qué has dicho eso?-

Dominic sonaba enfadado.

“-De verdad, no es nada, no has de enfadarte-”

-No me mientas- riñó el moreno.

“-Creo que no ha sido muy buena idea que te respondiera-”

Joel también empezaba a mosquearse.

-Solo quiero saber el porqué de que hayas dicho que te he salvado-

Un corto silencio se instaló entre ellos para, enseguida, Joel contestar:

“-Adiós Dominic-”

A punto de colgar, escuchó la voz del azabache.

-No, no, no, espera, no me cuelgues-

Joel no respondió pero tampoco colgó.

Dominic podía oír su respiración al otro lado.

Llevándose una mano a la frente, aspiró una profunda bocanada de aire y preguntó:

-¿Terminas muy tarde del…trabajo?-

El joven tardó en contestar.

“-No-”

Tragando saliva, Dominic sopesó bien sus palabras y dijo:

-Me gustaría que nos…viéramos-

Otra vez, Joel, se quedó callado para, seguidamente responder:

“-No…no creo que sea una buena idea Dominic…-”

-Por favor- rogó el moreno.

“-Lo-lo siento pero no puedo-” rechazó educadamente el joven.

-¿No puedes o realmente no quieres?- inquirió Dominic bastante entristecido.

“-No puedo-” repitió Joel.

Presionándose en las sienes con los dedos de la mano libre, Bale dio un suspiro y musitó:

-Por favor nene, necesito…verte-

“-De-Dominic no…no puedo, en serio-”

-Me…me tienes miedo ¿Cierto?- murmuró el moreno sabiendo que la respuesta era afirmativa.

Con un hilo de voz, Joel, contestó:

“-Un…un poco…sí-”

-Me lo imaginaba- se lamentó el hombre en voz queda.

“-He-he de dejarte Dominic-”

-¿Otra vez?- intentó bromear el pelinegro que escuchó una tenue risita por parte de Joel.

“-No-no es…tengo trabajo y…-”

-Lo sé, perdona que te haya molestado-

“-No me has molestado-”

Sin esperarlo, Joel oyó decir a Bale:

-Te amo, nene-

Y Dominic colgó.

Muy despacio, dejó el móvil en la mesa sin apartar los ojos de éste.

-Voy a insistir Joel…y no pienso parar…hasta que vuelva a tenerte, otra vez, entre mis brazos-

Congelado.

Así se había quedado Joel.

No pestañeaba.

No hacía ni el más mínimo movimiento.

Sostenía el móvil aún pegado a su oreja escuchando el incesante pitido de aviso de que la llamada se había cortado.

Por fin, muy lentamente, empezó a retirárselo para acabar mirándolo.

Su corazón se había disparado al oírle decir tal frase.

Su piel, de los pies a la cabeza, se había erizado.

A cámara lenta, bajaba el móvil hacia la mesa hasta que lo soltó.

Uniendo sus manos apoyó el mentón sobre ellas y mirando la pantalla del ordenador permaneció un rato de aquella postura.

“Te amo, nene”

“Te amo, nene”

“Te amo, nene”

La frase se le repetía, una y otra vez, en su cabeza…

Hasta que reaccionó.

Cubriéndose el rostro con ambas manos, notó cómo sus ojos dejaban salir las lágrimas.

Él también lo amaba pero tenía miedo.

Miedo a que volviera a ocurrir.

Miedo a que Dominic hubiera cambiado.

Y, sobretodo, miedo a verle de nuevo.

Aspirando una buena bocanada de aire, se quitó las manos de la cara.

Limpiándose los ojos, se levantó de su mesa, agarró la cazadora y sin decir nada a ninguno de sus compañeros o compañeras, salió del lugar a toda prisa.

Ignorándolo, no se percató que su jefe, desde su despacho, le vio abandonar su puesto de trabajo.

Una perversa sonrisa asomó en el rostro del rubio cobrizo.

-Serías perfecto, Joel- se dijo.

Dándose media vuelta, anduvo hacia su mesa.

-Un perfecto esclavo para mi uso y disfrute- prosiguió diciendo mientras alargando una mano cogió uno de los bolígrafos que tenía en el tarro de metal que había en su mesa.

Sosteniéndolo con los dedos, paseó el pulgar por todo el bolígrafo hasta que, parándolo a la mitad de éste lo presionó con el susodicho…

Y lo partió en dos.

-Entre Jayden y tú me sería más que suficiente para desahogarme cuando lo necesitara- terminó diciéndose.

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