8. Sus hijas tienen potencial
Esa noche, mientras revisaba proyectos y balances desde su oficina improvisada en el departamento, Skyler volvió a mirar la hora.
A cuatro días de haber mandado a las niñas al internado, su desesperación por conocer los detalles de su estancia la estaban volviendo loca.
Faltaba poco para poder llamar al internado y asegurarse de que las niñas estuvieran bien. Su vida se dividía en dos fuerzas opuestas: el instinto de madre que todo lo abarcaba y la mujer de negocios que luchaba por consolidar un nombre propio.
Con un suspiro, cerró los ojos un momento y dejó que la imagen de las tres con sus uniformes impecables llenara su mente. Ese sacrificio —ese doloroso silencio en casa— era el precio de su futuro.
Y Skyler estaba dispuesta a pagarlo.
Minutos después, recibió la llamada que tanto había estado esperando.
—Hola, buenas noches. ¿Hablo con la señora Sky Walker?
Ese era el nombre que había decidido usar. El diminutivo de "Skyler" y el apellido de soltera de su tan excént